lunes, 11 de junio de 2012

10 preguntas a... Blanca Villa


La primera, que pronto se convertirá en un clásico, ¿qué es la Cultura?

¿Y tú me lo preguntas? No. En serio. Al margen de respuestas academicistas y formales, de lo que te puedo hablar aquí es de lo que significa para mí ese concepto, de por sí, amplísimo y que intentaré resumir. Cultura es todo lo que es susceptible de ser transmitido y que, de una manera u otra, define y transforma a una sociedad. Cultura son los cimientos que la sostienen, para bien y para mal; lo que nos queda cuando pretenden arrebatarnos la identidad: a lo que acudimos. A ver… Piensa en un hipotético asalto a tu idiosincrasia ¿Ya? Ahora piensa en las armas que vas a usar para defenderte ¿Ya? Pues para mí, esas armas son Cultura.


¿Qué es un Taller de Escritura Creativa?

Un lugar (uno) de encuentro (dos), de aprendizaje (tres) y de intercambio (cuatro) de personas con un interés común. En nuestro caso, en “olorAMAR”, que es el Taller que coordino desde hace nueve ediciones, y con la excusa del Relato Breve, somos participantes con muchos perfiles. Me explico: como no se requiere un nivel determinado previo de aprendizaje, puedes asistir con la inquietud primera (“necesito expresarme y sólo consigo hacerlo de una manera satisfactoria para mí, por escrito. Por eso estoy aquí”) hasta con tu mochila creativa a medio llenar, pues es un Taller –así lo diseñamos- muy accesible. Y una vez arrancamos, en cada edición, me agazapo tras mi mesa, esperando que ocurra: de pronto, uno de los sábados, el participante descubre cuál es su Norte, incluso para tener la certeza de que lo suyo, es el Sur literario. Eso es un Taller de Escritura: enriquecimiento creativo a través de la expresión escrita y participación.


¿Cómo decidiste poner en marcha el taller? ¿Hay talento en las personas que han pasado por él?

Como muchas cosas que ocurren en mi vida: por casualidad, en una conversación de las de “¿y si…?” y animada por mi hermana Natalia, que me ofreció los medios y el proyecto común. Me embarqué, casi sin pensarlo y aquí me tienes, encantada. La segunda pregunta es más difícil de contestar. Si yo dijera que sí o que no, me encontraría en un plano que no quiero asumir por peligroso y porque no me corresponde. Aún no tengo muy claro qué es el talento, en realidad, porque sospecho que tiene que ver más con el juicio ajeno que con el propio. Por eso, prefiero contestarte que siempre, indefectiblemente, lo que hay son ganas. Normalmente, esas ganas se transforman en necesidad de querer saber más y cristalizan en grandes productos (hemos tenido ganadores de premios literarios, no te digo más. O escritores noveles, con un público devoto...) Luego, depende de cada uno continuar su formación y perseguir el éxito, al nivel que sea (personal o profesional). Me gusta pensar que lo que yo hago es encauzar una necesidad de expresión personal, dentro de parámetros de coherencia literaria. No me cuestiono lo del talento, la verdad, pues la búsqueda del mismo –si fuera editora, igual sí-, no es el objetivo del Taller.


El trabajo con niños ocupa la mayor parte de tu labor profesional. ¿Qué podemos esperar de estas generaciones en los próximos años de desarrollo artístico?

Lo mismo que podamos esperar de nosotros mismos como adultos y co-formadores de esos niños. El error, desde mi punto de vista, es pensar en la infancia como un colectivo ajeno a nosotros-adultos. Igual que pasa con la madurez y la vejez, todos llevamos dentro al niño que fuimos y al viejo que seremos. ¿Por qué desvincularnos de ellos, entonces? Somos ellos, por lo que, si nos empeñamos en tratar situaciones de formación o de aprendizaje, alejándolos de nuestro papel en vanguardia de su futuro creativo, malo. Si eres consciente de que la televisión, a ciertas horas, hasta a ti, te deja aplastado/a, ¿por qué crees que sí funcionará con el niño? Si te gustan las exposiciones de Arte Moderno (o un concierto, o un cine, o…) ¿por qué crees que tu hijo, tu sobrino, tu vecino de ocho años, no las va a disfrutar como tú? ¿Por qué no lo incluyes en tu viaje? Sé con certeza que, en un porcentaje muy alto, y en muchos ámbitos de su propio desarrollo, el niño no aprende: imita. En fin… Lo dicho: somos ellos, son NUESTRA responsabilidad, por lo tanto, pongámonos manos a la obra, porque el material es muy delicado y muy valioso. Conseguirán lo que deseen si tienen un buen referente.


Eres docente. La Escuela debe(ría) tener un papel imprescindible en cuanto a la difusión de diversos lenguajes artísticos. ¿Qué hace tu colegio para trabajar estos aspectos de la formación de los niños y niñas?

Todo lo que podemos y nos dejan, en realidad. El colegio donde trabajo es un centro público, sujeto a unas directrices curriculares que están ya trazadas desde despachos de gente muy sesuda y muy poco vinculada a la realidad escolar, en su mayoría. Luego, los tramos horarios, los itinerarios formativos y, sobre todo, los recursos, nos los sirven muy mediatizados. No obstante, y además de lo previsto en el currículo para la Educación Artística, en nuestro colegio, siempre miramos “en nuestra mochila” para planificar acciones complementarias a ese currículo, por ejemplo: familias que pueden enseñar cuanto saben (entre los padres de mis alumnos, hay músicos de la OST, profesores del Conservatorio de Música, folcloristas, personas entregadas a las manualidades tradicionales, cuentacuentos aficionados…) y ofrecen conciertos magistrales a los niños, de manera altruista o clases de reciclado o viene Bob Esponja a hablarnos del fondo del mar…; hacemos circuitos de Juegos Infantiles (que cuestan unas cuantas llamadas telefónicas); hemos construido un cine (tenemos 65 sillas que sobraron del Teatro Leal y son ¡fabulosas!) y hemos hecho uso de él como sala de proyección y como escenario, pretendemos formar a espectadores (esta idea me la indicó un buen amigo y funciona, ¡vaya si funciona!) En fin, creo que –ahora que hago esta reflexión-, trabajamos con afán para nuestros niños y niñas, a pesar de que nos están poniendo el camino muy, muy cuesta arriba y esto también es importante contemplarlo.


Dice Sir Ken Robinson que la escuela mata la creatividad. ¿Lo compartes?

La escuela, entendida como sistema educativo –y después de volver a ver la charla TED, en donde explica sus porqués-, sí. Indudablemente. La escuela, el sistema educativo, está diseñado actualmente para dirigir su mirada hacia la titulación y, con posterioridad, el mercado de trabajo. Es por lo que, estoy de acuerdo en que no estamos entrenados para comprender que la creatividad no restringe ninguno de esos ámbitos. Creemos que las disciplinas más “sesudas” (la competencia matemática y la lingüística) deben estar en la cima de la pirámide y la artística, abajo. Y yo no hago –con cada año que paso en mi profesión- más que ver con claridad que “base”, “basamento”, es algo que sustenta lo que hay encima. Nuestro sistema educativo, además, cada año, cada curso escolar, está más desvirtuado, más vilipendiado, por lo que, me temo que esto no mejorará en un tiempo, lamentablemente.




¿Cómo ves la acción cultural en Tenerife? Como consumidora ¿encuentras lo que buscas?

Bueno, todo es mejorable. Decir es suficiente y quedarse tan ancha, no es lo adecuado: de lo bueno, hay que pedir siempre más. Otra cuestión es la accesibilidad de la misma, la difusión que se le da a las acciones culturales, lo que cuestan, el apadrinamiento y sus servidumbres… Y la voluntad del usuario/a de estar informado: yo soy consumidora de actos culturales de un perfil determinado, y he de reconocer que me cuesta “bajar la barrera” con las de otra temática.
Por otro lado, mayoritariamente, los circuitos culturales están arraigados al eje Santa Cruz-La Laguna, entiéndase más y mejor financiados, por ejemplo, mientras que el Norte –que es donde vivo- se ve más sujeto a la voluntad del promotor, incluso, en ocasiones, a su altruismo. Quizá es el momento de moverse más, de ser el generador de lo que quieres a este nivel y dejar de quejarse. No sé…


La literatura, al contrario que otras expresiones artísticas, se disfruta en solitario. ¿Crees que eso condiciona su aceptación frente a otras opciones como escuchar música o asistir a una función teatral?

No, en absoluto. De hecho, no creo que la Literatura se disfrute exclusivamente en solitario. Avalan lo que digo, los Talleres, los clubes de lectura –que están arrasando en S/C-, los recitales de poesía, las acciones de fusión de varias Bellas Artes, entre ellas, la lectura… La Música también se puede disfrutar en soledad y el Teatro, primero, se escribió. Sin embrago, comprendo lo que me preguntas y lo que creo es que la Literatura es, de las Artes, la más aceptada –como dices- ancestralmente. Desde que los códices medievales salieron de los monasterios, cuando el individuo está solo, cuando el mundo le cierra su puerta, se ha sentado en un sillón, ha serenado el ánimo y se ha puesto a leer. Y después, se lo ha contado a su vecino. No puede haber mayor felicidad.


La penúltima facilita: ¿De qué va esa acción que se desarrollará en junio, NO ME LO CUENTES, ESCRÍBELO, dentro del proyecto ¡NO SE LO DIGAS A NADIE?

Serán dos horas en donde procuraré que el asistente vea con mis ojos, la planificación de un Taller de Escritura y también un acercamiento, no sólo a los elementos estructurales del Relato Breve, sino al funcionamiento de su dinámica de trabajo de grupo: la creación, la lectura, la crítica y por último, la reflexión. Espero que sea una tarde de sábado diferente y enriquecedora.


Recomienda un consumo cultural (libro, exposición, película, obra, concierto...)

Pues mira, lo último que leí fue “Cuentos Naturales” (que me miraba desde mi mesilla de noche, desde hace demasiado tiempo), del maestro mejicano, recientemente fallecido, Carlos Fuentes. Decía que desde el primer día de mi vida literaria sé que un escritor no llega, nunca, a serlo plenamente, para la reflexión lo dejo. Visité la exposición de fotografía de Steve McCurry, que es algo que uno debe hacer si tiene la oportunidad: magnífica. Asistí al estreno en el Guimerá de la obra de teatro “Las mujeres son cosa de mujeres y los hombres también”, en donde actúa mi amiga Carmen Cabeza, a la que admiro. Me perdí –y por eso lo reseño, porque no me lo voy a perdonar y me va a pasar factura…- un Taller de narrativa, impartido por Bruno Mesa en el TEA (por favor, Bruno, repítelo…) Hay una colectiva de fotógrafos aficionados, que va a girar por toda la isla, y que no me pienso perder: Sol f/11. Consumo mucha, muchísima música: me acompaña y recomendar algo en concreto, me cuesta porque está supeditada a mi estado de ánimo, pero tiene la virtud de modificármelo, siempre, para bien.
Y este proyecto, NO SE LO DIGAS A NADIE, al que deseo una continuidad en el tiempo y la diversificación del mismo, también. Como verás, hay mucha actividad ante la adversidad. Es nuestro deber estar al tanto.



Blanca Villa.
Maestra de Ed. Primaria y coordinadora del Taller de Escritura Creativa “olorAMAR” (así: primero, en minúscula. Luego, no) desde el año 2008. Ambas cosas me apasionan y he dudado en cuál poner primero.

Mi pasión es transmitir lo que sé pero, esto mismo, desencadena en mí una manía casi obsesiva por no hacerlo sin cierta autoridad y convicción, por lo que me he formado durante años en Talleres de Escritura de diversa índole: Jorge Eduardo Benavides (escritor peruano), en 1991 y en las tardes de dos meses reveladores, en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz, fue el primer “responsable” de esta necesidad de nutrirme literariamente, más concretamente, en la dinámica de Taller.

Desde entonces hasta ahora, he realizado cursos en la Escuela de Escritores de Madrid, en ámbitos tan apasionantes para mí como: guión para cine y televisión, microficción, Relato Breve, el Gozo de Escribir (reflexiones sobre las motivaciones que se tienen para sentarte a escribir) y literatura infantil; participé en la 2ª edición del Taller OLPI sobre narrativa y he realizado correcciones de estilo para varios autores canarios. Y leo mucho. Leo todo aquello que caiga en mis manos y que me ayude a mejorar porque creo que ese es el camino.

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