'La inspiración existe, pero debe encontrarte trabajando'. Pablo Picasso.
La antigua Grecia -en la actual esperamos que no suceda así- dejaba la Creatividad en manos de los artistas... y de sus musas. La mitología es confusa en cuanto al origen de las mismas, aunque los autores terminan llegando a un acuerdo sobre su número y especialidad. Nueve diosas inspiradoras de las artes y las ciencias.
Parafraseando a la escritora Elizabeth Gilbert en su más que recomendable charla en TED talks, dejar la Creatividad en 'otras manos' conlleva el inconveniente de compartir el éxito y la ventaja de repartir el peso del fracaso.
http://www.ted.com/talks/lang/es/elizabeth_gilbert_on_genius.html
Quizás sea el momento de matar a las musas. Tal vez todas las personas, más aún las que se consideran creativas, deban aceptar su responsabilidad exclusiva en el proceso creativo y dejar de esperar la visita -azarosa, en todo caso- de Terpsícore, Talía, Euterpe y las demás. En el mejor de los casos, de producirse el encuentro, deberá invitarlas a un café (o lo que sea que tomen las musas) y dejarlas marchar pronto con la excusa de estar trabajando. ¿O no debe ser nunca una excusa?
Terpsícore, musa de la danza (foto de laalquitara.blogspot.com)
Pensará el lector que la inspiración quizás esté mejor vista que 'eso de las musas'. Vayamos al diccionario.
inspiración.
(Del lat. inspiratĭo, -ōnis).
3. f. Efecto de sentir el escritor, el orador o el artista el singular y eficaz estímulo que le hace producir espontáneamente y como sin esfuerzo.
...
No pretendemos quitar la razón a Picasso en lo que se refiere a la frase con la que comenzamos esta reflexión. No vamos a negar que la inspiración existe. Está culturalmente arraigada en las personas creativas y en las que no creen serlo. Lo que sucede es que quizás la inspiración sea otra cosa, más relacionada con la segunda parte de su frase.
Preferimos pensar que ese momento, ese brote de creatividad (como lo llama la Wikipedia) está más relacionado que la convergencia de los procesos que el creativo ha puesto en marcha que con la serendipia, el azar o improbables visitas mitológicas. La racionalización de esos procesos puede no ocurrir jamás, pero eso no implica que no existan. Quienes hayan convertido la Creatividad en su herramienta de trabajo o en su forma de hacer las cosas, tenderán a reconocer esos procesos, estudiarlos y, siempre que les sea posible, optimizarlos.
El bagaje personal tiene un importante peso específico en estos procesos, siendo inicialmente un elemento de distorsión de la intención creativa (por aquello del 'todo está inventado'). Aportaremos a la búsqueda de la solución creativa todo aquello que forme parte de nuestro perfil personal, más allá de lo artístico o cualquier otro campo en el que ese tipo de solución sea necesaria. Para eso, también, sirve el trabajo: la documentación, el juicio crítico, el análisis de los errores...
Comulgar con la tercera definición que nos propone el DRAE sería, desde este punto de vista, peligroso. Abandonarse a circunstancias externas para encontrar respuestas creativas a los problemas que se nos plantean es, cuando menos, un contrasentido.
No quisieran estas líneas privar a la inspiración de todo componente romántico. Pero es que incluso algunos románticos ya eliminaban de la ecuación de la Creatividad cualquier atisbo de magia.
Más en nuestros días, Dan Coyle -en su libro 'Las claves del talento'- defiende que trabajar ciertos circuitos neuronales a través de la práctica provoca un aumento en el número de capas de mielina que recubren dichas neuronas y eso provoca una optimización de dichos circuitos y de las habilidades en las que intervienen.
Confiar en la capacidad de trabajo, la práctica, hacer conscientes los procesos que intervienen en la búsqueda creativa, además de ampliar y canalizar el bagaje personal es un modo de matar a las musas. Pero hazlo de un modo amable, llevan demasiado tiempo a nuestro servicio.
Javier Rodríguez
@JavierVersus
