miércoles, 11 de abril de 2012

Ahora que lo pienso... ¡me engañaron con el Arte Contemporáneo!

Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio (están en la Wikipedia, por si los más jóvenes no los conocen) son la antítesis del Arte Contemporáneo. Los primeros te valoraban la avería y justificaban un presupuesto loco, te hacían un trabajo que no había forma de entenderlo y, al final, te cobraban un pastón.

El Arte Contemporáneo es al revés: un ‘artista’ decide ganar un pastón, después hace un trabajo que no hay quien lo entienda (¿arte?) y, al final, si le preguntas, le busca una justificación… loca.


Este sábado estuve en el Thyssen (culturilla). Como Tita no estaba para hablar de Borja, de su peluquero –en busca y captura- ni de su brillante idea de encadenarse a un árbol en el Paseo del Prado, decidí ver la colección permanente. Tras siglos de caminar por siglos de pintura llegué a la zona dedicada al Arte Contemporáneo. ¡Brillante!... el suelo, los cuadros una mierda.


Hay dos tipos con los atributos masculinos más grandes que el toro de Osborne. Sus nombres los omitiré. ¿Por respeto? No, porque no los recuerdo.

Uno firma una obra espectacular, llena de sentido, de mensaje, de talento… de talento para sacarle la pasta a un coleccionista descerebrado. ¿La obra? un cuadrado verde sobre un lienzo rectangular en color morado. ¿Título? 'Verde sobre morado'. Con dos cojones.


Incrédulos visitar:


El segundo es aún más crack. Su obra es un monumento… a la burla. ¿Cuánto pagaría el difunto barón por 'Composición blanco sobre blanco'? Lo explico: un par de triángulos blancos de distintas texturas y tonos, sobre fondo en otro tono de blanco, montado sobre marco blanco.


Lo hace mi sobrino en clase y lo mandan al psicólogo del colegio.

 
 
Incrédulos visitar:



El Arte contemporáneo es a la pintura lo que el ‘regeton’ (¿cómo se escribe eso?) es a la música. Como ya está todo inventado… hala, vamos de modernos y nos inventamos esta porquer... esta música. Lo que no sé es en qué momento se da esa comunión de almas para destacar a estos artistas como iconos de nuestra cultura.

Hay algunos que hacen cosas interesantes… pero se mueren de hambre, no los conoce nadie. Como a los que no ganan OT. Otros exponen alguna vez, venden algún cuadro pero terminan olvidados en cualquier cajón… como los que ganan OT.

Miró es mi ídolo (entre los contemporáneos, no entre los ganadores de OT). Hace dos rayas, un asterisco y una mancha roja… ¡Genial (grita un tipo alto, flaco y con gafas de pasta), representa una mujer, un pájaro y una estrella! ¿Ese tío se ríe de mí? No me gustaría conocer a la modelo. Bueno, ni al pájaro.
Después de pensar, brevemente eso sí, estas cosas veo complicado que jamás se pueda suspender Plástica a un niño:

–Carlitos, tenías que pintar un sol amarillo en un cielo azul y unas nubes blancas. ¿Qué son estos garabatos y estos círculos negros que has dibujado?
–Dice mi padre que le diga que es Arte Contemporáneo.
–Ah, vale, aprobado. Por cierto ¿me lo vendes?

En fin.



He llegado a la conclusión de que el Arte Contemporáneo nació por accidente. Pero accidente… accidente. Alguien derramó algo sobre un trozo de tela y un iluminado le pagó un pastón. Nadie pudo ya detenerlo.
Dice El Perich, genial humorista catalán, que el arte abstracto es un cuadro que pinta un niño pero que te lo cobra su padre. ¿Qué pensará del Arte Contemporáneo?
  

Sólo los críticos de arte y los entendidos son más ‘frikis’ que los artistas. En realidad creo que alguien provoca el efecto dominó y, por miedo a parecer paletos, no nos atrevemos a decir lo que nos parece.
Por cierto, mientras escribía esto hice garabatos en un folio sujetando un lápiz con el pié izquierdo… y me gusta. Me voy al psicólogo.

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